Ni se os ocurra parar aquí, el servicio pésimo es mucho decir de las camareras. Además de ser lentas son muy mal educadas, tratan al cliente con desdén y desprecio. Fuimos tres veces porque el espacio es realmente bonito y acogedor y solo en una de ellas nos atendió un señor pero las otras fueron un desastre, no saben manejar la tablet donde anotar las comandas y además de tardar mucho se enfadan si les preguntas. Si el encargado o responsable lee esto ya está tardando en echarlas por el bien del negocio porque todo el mundo opina lo mismo. Si no saben atender que vendan melones.