Hace unos días mi novio y yo fuimos a ese lugar, la atención al cliente de los dos chicos que trabajan ahí fue excelente. Lastima que se vio algo opacada nuestra visita por una señora que también trabaja ahí al parecer, de cabello corto, estaba en el mostrador.
Nos miraba a mi y a mi novio todo el tiempo con una mirada muy pesada como si fuéramos a robar algo, luego pedimos usar su sanitario, mi novio también quiso ir y lo llevé porque yo había ido antes, ya estando ahí, mi novio y yo nos percatamos de que nos había seguido al baño, indicándonos donde estaba porque nos quedamos riendo y platicando ya que junto del baño estaba el probador, al cual nunca nos metimos, todo esto fue afuera de los baños y el probador, entiendo que en un lugar así se puede pensar que fuéramos a hacer otra cosa, pero no.
Todo bien pero la vigilancia en extremo llega a incomodar a los consumidores, que al final también van a una experiencia diferente al comprar en una sex shop.