Caímos de casualidad al visitar la ciudad, y que descubrimiento... La calidad de la comida era sencillamente un manjar al paladar... optamos por un clásico Choripan, empanada de provolone y de carne, como entrantes... El chiripa grande, jugoso, y supo a poco... las empanadas, en la misma línea, la de provolone con tomate a dados un acierto. Me vine arriba y pedí la milanesa a caballo, con Bacon a la parrilla y huevo. Costó tras los entrantes, pero me hice con ella. Enorme, jugosa, simplemente deliciosa. Mi mujer se decanto con la entraña, y se salía del plato, y al gusto de ella (pasada, sí, no sabe comer carne😅😅😅). A la peque le pedimos la milanesa de pollo, y se comió la mitad sin rechistar. Después del festín, digno de Asterix y Obelix, no pude evitar pedir un panqueque de dulce de leche (que no es algo que me llene), y que manera de culminar el banquete, riquísimo... el trato fue maravilloso, y nos lo apuntamos para próximas visitas. Mención también a la sangría de vino y esa Quilmes helada...